martes, 19 de marzo de 2013

Y así comienzo...


Mi primer blog (¡exhalo!).

Que tarde he dado este paso, pero que co... hay que tratar de tomar todos los espacios ¿no?

¿Botellas al mar? ¿Cantos a la luna? ¿Piedras a los aviones? ¿Divagar? ¿Acertar?

¿Ser sincero? ¿o ponerme una careta? (...pienso)

¿Una careta literaria? Ni a palos parecer demasiado abstracto y caer en sensiblería fácil. Es un extremo de la balanza...

¿Una careta militante? Esa es noble, pero así, como careta, no sería libertaria.  Además,  caer en lo panfletario, el cliché izquierdista, en la ortodoxia, o en todas las anteriores, podría darme un infarto al cerebro y a mi corazón histórico.

Definitivamente sería errar...

¿Usar careta? (...pienso, nuevamente)

La careta oculta el rostro. ¿El rostro? ¿El ego?

Sin duda, es el ego el que al final de los silogismos emerge como el objeto a cuidar...


Hay quienes definen al ego como "el personaje que nos tocó interpretar en esta obra" y al espíritu como "el actor de la obra". Afirman que el ego no cambia y que "si eliminamos al personaje (al ego), simplemente nuestra obra de teatro se termina"

Pero además sentencian que ego y espíritu son "dos conceptos que se contradicen por sí solos". Es decir que en toda esta perorata metafísica, el personaje (ego) nunca será como el actor (espíritu), o lo que igual, nadie nunca llegará a ser como su verdadera esencia, como su espíritu.

Yo sólo veo, cartesianismo hasta los tuétanos en esta filosofada idealista. Separar y fraccionar, diseccionar y desmembrar, para estudiar y entender.




Para arrojarme en esta aventura, no podría defender al ego y menos visto como algo aislado, ni visto desde un cristal etéreo o espiritual.

Mi preocupación y ocupación de siempre es la liberación, en este plano histórico y material y no en el más allá.

Filosofando, para darme algo de estructura y sentido, debo decir que quizás todo el meollo de la liberación consista en la eliminación del ego entendido como alienación. Salir de ese bichito contaminado con lógicas de esclavitud y sumisión que creemos ser al vernos al espejo y al juzgar la realidad.

Pero, ¿cómo? Mi instinto me dice que la eliminación pasaría por suprimir la separación entre individuo y colectivo como dos cosas distintas que se"relacionan" con esfuerzo incluso torpeza.

Hablaría mejor de "relacionamiento". Estar en el todo más que ser una simple parte que se adhiere. Un todo consciente de su verdadera esencia.  La dialéctica marcada con el reconocimiento de pertenencia, la aceptación íntima de la otredad, en movimiento constante hacia el bien que cobije entero a dicho todo.

Pero al hablar del todo debemos incluir a lo ecológico, también. Ampliar ese  relacionamiento al mundo, al hábitat, a todo ser vivo.

Por otro lado, no podría haber relacionamiento posible sin una afinación interior (psicológica, emocional, cognitiva, etc); sin deshacernos de esa separación y esa neurosis creada muy interesadamente al convencernos de ser sólo tuercas y llaves, piezas o herramientas para la producción, arrebatándonos y negándonos, así, nuestra naturaleza interna. Naturaleza en el sentido animal y salvaje que es, por qué no decirlo, el sentido más real de nuestro existir.

Es un proceso de sinceración hacia lo real, la liberación. La comunión entre lo que verdaderamente somos (mismidad) y lo que creemos ser (la ipseidad). Armonización en clave de naturaleza.

Es así, pues, que parado aquí desde mi zigurat, intentando entender al mirar las constelaciones del universo humano, en la apuesta de ir derritiendo mis caretas en el relacionamiento con lo colectivo y mi propio yo y aspirando a contribuir al colectivo en el mismo proceso paralelo y simultáneo, lanzo este blog. Mi primer blog.

Bienvenidos. Tomen lo que quieran y sumen lo que puedan...

Salud...








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